Saturday, November 18, 2006

Legado (tercer recuerdo)

EL LIBRO SABIO

En medio de libros de marxismo, de revistas chinas y una que otra novela descansaba en la repisa un gran volumen rojo con un nombre paradógico para sus dimensiones: "El pequeño Larousse".
Mis brazos ejercitaban sus incipientes músculos toda vez que lograba atraerlo hacia mí y revisar sus páginas y pequeñas ilustraciones.
En una de estas aventuras, mi abuela me dijo que ese libraco poseía la vida; allí estaba el tiempo, el decir, la vida de los grandes, el sentir, los seres vivos y aquellos que no habían corrido la misma suerte. Todo. Era el bien y el mal guardado en las hojas como aquel mítico árbol de la Biblia.
El bien y el mal. El libro del conocimiento. Nombres muy grandes para una mente que recién se alzaba sobre el metro y medio.
Desde aquel día, lo miré con respeto, disfruté sus dibujos y me hice el infantil propósito de memorizar cinco palabras diarias y un par de biografías de científicos, filósofos y otros hombres con la seriedad en el rostro.
Curiosamente siempre me saltaba unas provocativas hojas, muy rosadas, que estaban alojadas al medio. Eran las reglas ortográficas y el uso de diversas letras.
Paradógico, no?
Pensando que hoy las enseño a diario.

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